Rincon De Las Memorias Perdidas
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 Niños El Caos del Siglo. (k+13)

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Velg'larn Venorik01
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MensajeTema: Niños El Caos del Siglo. (k+13)   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 2:37 am

Niños El Caos del Siglo.

Capitulo 1: Mi historia

La habitación estaba totalmente en tinieblas, un escritorio grande al frente de varios pupitres, una pizarra verde en donde aun se pueden ver rastros de tiza, todas las ventanas rotas y en medio de la clase, Joan, hincada y llorando desesperadamente.

Pisadas fuertes se oyen alrededor del salón, es el ejército, el sonido de espadas desenvainándose y puertas abiertas abruptamente le indican que se aproximan.

Algo capta su atención, tirada por debajo de la mesa de la ex profesora del salón, una fotografía antigua en donde se pueden apreciar a todos los últimos alumnos de la escuela, atrás de dos filas de alumnos esta la profesora con una sonrisa de oreja a oreja.

Joan coge la foto en la cual caen sus lagrimas, de en medio de los estudiantes reconoce a una en particular, Cristi, su hija pareciere que la mira directamente a los ojos.

Las pisadas se oyen más cerca, pero esto no la inquieta, ha logrado su cometido, recordar a su hija, ver las facciones que la identifican como madre en los ojos verdes de la niña.

La puerta de la clase continua es abierta abruptamente, Joan sabe que le queda poco tiempo, así que no lo desperdicia, rompe la foto con sus manos e introduce el pedazo de foto en donde está su hija en su boca, lo mastica lo más rápido que puede y por ultimo se lo traga.

Pasando el amargo bocado por su garganta, escucha la puerta de la clase abrirse de un solo golpe, dos soldados entran y la ven tirada en el piso, envainan sus espadas y la cogen por los brazos.

Joan no puede siquiera oponerse, lleva más de tres semanas sin dormir, tener una comida decente o beber un vaso de agua pura.

Los soldados la sacan de la escuela, en donde una carroza la espera. En la puerta de la carroza un hombre con una bata de medico la toma de la barbilla y la obliga a verlo.

-¿Qué has hecho? ¿Por qué no me avisaste?- Le preguntó el medico.

-¿Qué hubieras hecho tú? ¿Me habrías acompañado?- Le respondió ella viéndolo directamente a los ojos.

Luego de un gran trago de saliva, el medico les hace un gesto a los dos soldados que la llevan prisionera, los soldados le quitan las esposas y la suben a la carroza en donde el medico aborda también.

Doctora Joan Gate:

Aquí empieza mi historia, nuevamente me dirigen al centro de investigación, o como yo lo he llamado “Mi Prisión.”

Todo empezó en el año dos mil veinte, todo era normal, la contaminación se respiraba en la vuelta de la esquina, los animales no razonaban, nuestras aguas eran aun en su mayoría potables, políticos corruptos, asesinatos en cada esquina, jueces ciegos y por supuesto sonrisas de niños, creo que es de todo lo anterior, lo que realmente extrañaba.

Era el treinta y uno de Octubre, todo iba normal, año tras año mi pequeña niña se disfrazaba de princesa o de bruja, no importaba si regresaba con su bolso lleno de caramelos.

Pero esa noche no fue así, esa noche no regresó, esa noche seria en la cual nuestra historia se reescribiría.

La misma histeria que me invadió esa madrugada, invadió a todo el mundo, la desesperación de algunas personas más poderosas fue mucho más fuerte que la mía, yo corría por las calles sin parar gritando su nombre en cada esquina, pero los mandatarios de países poderosos se culparon entre si, incluso los mandatarios de países tercermundistas tomaron represalias, guiados por la desesperación una guerra tras otra empezó.

Hubo una pequeña tregua luego de un largo año de batallas sangrientas, todos nos cuestionábamos que había sucedido y parecía que la paz seria duradera por un buen tiempo, todo parecía volver a la normalidad, ecepto que ninguna mujer quedaba embarazada. Al parecer todas las madres habían sido trastornadas sicológicamente y las futuras progenitoras poseídas por el miedo, se cohibían en las relaciones sexuales.

Hasta que un día sin previo aviso pasó, podía sentirla, talvez era una especie de conexión maternal o solamente mis sentimientos floreciendo, pero sea lo que fuera me guío a su habitación, entré cautelosamente y allí estaba, tal y como la recordaba, sus rizos rubios, su sonrisa perfecta, sus mejillas rosadas, mi hija.
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MensajeTema: Capitulo 2: Un Hola y Un Adiós.   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 3:01 am

Capitulo 2: Un hola y un adiós.

Físicamente seguía siendo mi hija, pero intelectualmente estaba fuera de este mundo, sus cálculos matemáticos eran precisos, me dio muchos datos, la composición de los hoyos negros espaciales, cálculos de cómo manejar a la perfección la energía nuclear y todo esto en un solo día.

Al cuarto día de estudio, me di cuenta que no tenia más provisiones, la comida se nos había agotado. Cristi entendía más que cualquier adulto, así que le indique que permaneciera dentro de la casa mientras yo hacia las compras.

El complejo en donde tenían a todos los científicos que intentábamos localizar a los niños, era gigantesco y resguardado por el ejército, así que pensé que estaría a salvo.

Pero fuera del complejo todo era un caos, la cruz roja intentaba cumplir con todas la necesidades de salud de las personas, los gobiernos intentaban cubrir la necesidad de alimentos, pero no siempre lo lograban.

Ese día Pablo Tobar, no un ladrón, ni un delincuente sino un padre desesperado, caminaba por la orilla del complejo y vio a Cristi por la ventana de mi casa, corrió y entró en el complejo sin que ninguno de los guardias lo viera, llegó a mi casa y llamó al timbre, el hombre no sabia que seria el fin para todos, solo pensaba en ver nuevamente la inocencia de un niño, solo quería sentir la piel suave de aquella personita y recordar la sonrisa blanca y sincera del ser.

Así que entró en la casa, yo era tan confiada que dejaba eventualmente la puerta de atrás abierta, y él aprovecho mi error al cien por ciento, cuando entró imagino recordar en Cristi a su propia hija perdida, pero en cambio, encontró a una pequeña niña con el pelo recogido escribiendo en una pizarra, números y cálculos extravagantes, analizando cada movimiento de su mano para utilizar el mínimo de tiza, el pobre hombre entró en shock, en su mente finita no entendía como la inocencia se había transformado en una fría y calculadora apariencia, fue lo ultimo que necesitó ver para quitarse la vida, el arma fue el cuchillo sobre la mesa.

Cuando regresé a la casa me encontré con Cristi terminando de limpiar los restos de sangre que habían en la cocina, casi entro en shock, pero sabia que ella entendía más de lo que estaba pasando de lo que yo podía imaginarme.

-¿Qué pasó aquí?- le pregunté con el corazón latiéndome a mil por hora.

-El señor Pablo Tobar entró y al entender que no volvería a ver a su hija perdida, se suicidó- me contestó como si fuera la cosa más normal del mundo

-Y… ¿Dónde está el cuerpo?-

-Lo puse en el sótano dentro de una de las bolsas de forense que guardas en el garaje-

En ese momento pensé en la superioridad de la mente de mi hija, si es que aun la puedo llamar así, pero cuando llegué al sótano nuevas preguntas invadieron mi mente, preguntas sin sentido, pero ahora que lo pienso no fueron tan tontas.

-¿Cómo lo trajiste aquí, por lo menos a de pesar unas doscientas libras?- le pregunté.

-Denme una palanca y moveré el mundo- me contestó

-¿Arquímedes?-

-Correcto-

-Tienes idea de esto también…

-¿Cómo crees que puedo realizar cálculos tan complejos si no entendiera los principios?-

-Me estas diciendo que conoces todo el pasado de la raza humana-

-Del pasado es de lo que menos se, el futuro es lo que estoy tratando de hacer-

-¿Estas tratando de hacer el futuro? ¿A qué te refieres?-

-Con los pocos datos que te he dado, la raza humana sobrevivirá-

-¿Sobrevivirá a que?-

-Pronto lo sabrás, lo que tienes que hacer ahora es llamar al buque “Average Night” y pedirás que te lleven del puerto antiguo a Europa-

-Puedo pedir un avión y que nos lleven de inmediato-

-No, los aviones caerán antes del amanecer, lo único que tiene posibilidad de sobrevivir son los barcos-

-No lo entiendo ¿Sobrevivir a que?-

-A esto-

Cuando Cristi me dijo su última palabra, alguien tocó a mi puerta y el simple sonido del timbre casi paraliza mi corazón, talvez hasta el día de hoy es el susto más fuerte que he sufrido.

La vi a los ojos y ella solo me sonrió, subí las escalares del sótano y caminaba por el corredor cuando escuche nuevamente el sonido del timbre, los dos oficiales en la entrada estaban listos para tumbar la puerta cuado yo abrí.

-¡¿Qué creen que están haciendo?!-

-Lo sétimos mucho doctora Gate, un intruso atravesó la barrera y aun no damos con él, vimos dos siluetas de calor dentro de su casa, por lo que decidimos venir a ver ¿Quién más esta con usted doctora?-
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MensajeTema: Capitulo 3: Frío intenso   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 3:03 am

Capitulo 3: Frío intenso

-No hay nadie más aquí-

-No es lo que nos dicen los indicadores de calor doctora, revisaremos; Siento molestarla- terminó de indicarme el soldado.

Todo pendía de un hilo, pero si Cristi conocía el futuro, estaría bien, mi deber estaba en llamar a aquel mencionado barco, descolgué el teléfono, y me di cuenta que no tenia ni idea a quien llamar.

Debajo del teléfono un pedazo de papel pintado con lápiz labial llamó mi atención, era mi letra pero yo no me acordaba haberlo escrito, lo tomé y llamé al número que estaba escrito en el papel.

El tono telefónico sonó un par de veces, y la tensión en mi corazón subía, con el oído que me quedaba libre, escuchaba como los soldados entraban en las otras recamaras, el tono telefónico sonó dos veces más y por fin contestó una amargada mujer:

-Embarcaciones Average Night, le atiende Michell ¿en qué puedo ayudarle?-

-Buenas noches señorita, soy la Doctora Joa…-

-Doctora Joan Gate, me imagino que esta llamando nuevamente para confirmar su lugar en el barco que zarpará el día viernes a las nueve empunto de la noche, ¿Me equivoco?-

La forma molesta en la que me contestó la mujer, me indicó que yo ya tenía varias llamadas efectuadas a este número, -Si creo que tiene razón- le contesté de una forma incrédula.

-Bien- dijo resoplando, demostrando su agobio por reiteradas llamadas que yo no recordaba -su boleto esta vigente y su asiento esta reservado desde el treinta y uno de octubre y no se preocupe, yo personalmente la guiare hasta que se siente en su lugar-

-Siento ser tan insistente, esto no volverá a pasar, que tenga feliz noche-

-Lo mismo me dijo ayer…- terminó de decirme la mujer y colgó el teléfono.

Por un momento me calmé, tenia boleto para el barco que mi hija me había indicado, ¿Cómo? Aun no lo sabia, una silenciosa estancia me volvió a la realidad abruptamente, los portazos de los soldados ya no se oían, las pisas habían cesado, todo indicaba que los guardia habían dado con Cristi.

La angustia guiaba mis pasos y cuando llegué al sótano sentí una puñalada en el pecho, la presión no me dejaba acercarme, pensaba lo peor, los dos guardias estaban hincados dándome la espalda, creí que era el final, supuse que tomarían a mi hija y se la llevarían para realizarle exámenes e investigarla, y cuando descubrieran su inteligencia, seria peor.

Por un momento se me nublaron los ojos, creo que tantas emociones en un solo día comenzaban a dar efecto en mi cuerpo, uno de los guardias se paró y caminó a sujetarme para que no me desmayara.

-¿Cómo pasó esto? ¿Por qué no llamó a alguien?- Me preguntaba señalando al frente, yo no tenia respuestas, cualquier mentira que pudiera inventar no salvaría a mi hija de una clínica o de un laboratorio, cualquier suplica seria en vano ante dos entrenados soldados dispuestos a ver nuevamente a sus hijos.

Pero una tercera pregunta me sorprendió -¿Cómo subió el cuerpo hasta aquí?- la lucidez regresó de inmediato, y cuando abrí los ojos, vi que los dos soldados estaban hincados examinando el cuerpo de Pablo Tobar y no a mi niña.

-Denme una palanca y moveré el mundo- dije embozando una sonrisa.

-Bien doctora, ¿Por qué tanto misterio si ya lo tenia dominado?-

La pregunta era muy sabia, y muy complicada de contestar pero no para mi mente –Pensaba utilizarlo en uno de mis experimentos, pero ahora tendré que entregarlo-

Los soldados intercambiaron miradas pensando que estaban enfrente de una doctora tipo Frankenstein. Ambos tomaron el cuerpo y lo sacaron de la casa, ahora tenia nuevas preguntas que hacerme, y una búsqueda pendiente.

Busque en cada rincón de la casa y no la encontraba, nuevamente la angustia se apoderaba de mi, pensé que los soldados habían actuado y un tercero la había secuestrado, las lagrimas invadieron mis ojos, las venas de mi cara se marcaron por tanto correr de arriba abajo, tropecé varias veces en las escaleras y ahora mis espinillas dejaban ver un poco de hueso al desnudo.

Habían pasado aproximadamente unas dos horas desde que había empezado mi frenética búsqueda cuando mis fuerzas llegaron al límite, ya no podía correr y ni siquiera podía escuchar mis pensamientos por mí agitada respiración.

Al principio creí que eran los latidos de mi corazón, los golpes que escuchaban tenían un ritmo extraño, comencé desesperadamente a seguir los sonidos arrítmicos secos que se oían a lo lejos, los pequeños golpes procedían de una nevera gigantesca que había dejado de usar unas semanas atrás.

Mi corazón dio un brinco gigantesco al oír dos golpes consecutivos, corrí, abrí la nevera y allí estaba ella, acurrucada, temblando por el frío, sus labios estaban morados y sus ojos casi sin color, la cargué en mis brazos y la subí al baño en donde la introduje en la tina y puse el agua caliente a todo lo que daba.

La miraba detenidamente, el color de su piel estaba volviendo poco a poco, pero ella no me hablaba, sus ojos salían de sus orbitas, en ese minuto las esperanzas de salvarle la vida se me escapaban de las manos como el agua hirviendo que caía en su cuerpo.
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MensajeTema: Capitulo 4: El regreso   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 3:05 am

Capitulo 4: El regreso

Mi mente estaba siendo turbada por la ansiedad, mis sentidos eran bloqueados por mi miedo, no la podía perder de nuevo, no podía dejar ir nuevamente a mi hija, una idea loca me vino a la cabeza.

La dejé en la tina sentada con el agua asta la cintura, corrí escaleras abajo tomé la botella de whisky mas vieja que encontré y corrí nuevamente al baño. La pequeña grabadora que tenía sobre la repisa encima de la bañera tocaba una canción antigua, abrí la boca de mi pequeña hija y le introduje la boquilla y le metí un trago a la fuerza. Cuando el líquido pasaba por su garganta sentí que se transformaba en líquido vital.

Nuevamente el color rojizo volvió a sus mejillas, todo estaba bien por un momento, todo volvía a la normalidad o a lo que por el momento era normal en mi vida, y fue entonces, cuando me relaje, cuando bajé la guardia un minuto, no, un minuto seria demasiado tiempo, fue talvez unos cuantos segundos en los que no pensé como la fría, calculadora, doctora que fui instruida.

-Mi temperatura a sido restituida, estaré bien, no hay traumas de ningún otro tipo, solo necesito crema blanca para las quemaduras- su tono de voz frío y calculador hizo que recordara que no estaba hincada frente a mi hija, si no que estaba enfrente de alguien con su cuerpo, y cuando menos lo necesitaba el pensamiento vino a mi mente, <>

Se que pensar eso luego de una crisis es tonto y más cuando los consejos de la niña eran para el bien común, no solo mío y el de ella, sino el de todo un planeta en vísperas de extinción, y fue ahí cuando comprendí que treinta y dos años de estudio pueden ser borrados en un segundo de estupidez.

Cuando me relaje al ver sus ojos retomar su color natural, me apoye en la pared y me dejé deslizar, exhalando una gran cantidad de aire sentí como la presión en mi pecho comenzaba lentamente a desaparecer, cerré los ojos y continúe mi descenso en busca del piso para sentarme, pero algo lo interrumpió, la conexión de la grabadora a la corriente estaba en mi camino, y sin darme cuenta me estaba sentando en ella y jalando del cordón.

Para cuando reaccione ya era demasiado tarde, la grabadora caía estrepitosamente a la tina llena de agua, mi reacción fue torpe, logré manosear la grabadora en el aire pero no pude interrumpir su caída al agua.

Aun tenía muchas preguntas que hacerle, ¿A dónde había ido? ¿Cómo fue que aprendió todo lo que sabía? ¿Qué nos esperaba en el futuro? ¿Cómo había regresado? Todo esto tendría que esperar mucho, mucho tiempo, más del que una madre desesperada podría esperar, si hubiera tenido la mitad de la capacidad de poder entender las cosas como mi niña, hubiera esperado, hubiera hecho lo que se suponía tendría que haber hecho.

Chispas y pequeños rayos azules salían de mi bañera, mi pequeña niña se retorcía por el alto voltaje, mi primera intención fue intentar sacarla del agua, pero de inmediato la corriente me dio una muestra gratis del dolor que puede causar. Caí al suelo de bruces, levanté la cabeza de inmediato y fue cuando lo vi, el enchufe esta frente a mi humeando por el voltaje que estaba transmitiendo, lo tomé tan pronto como pude y lo desenchufe.

Me levanté lo antes que pude, tomé a Cristi entre mis brazos y la saqué de la tina, aun se retorcía en mis brazos, era como si hubiera sacado un pez del agua. Utilicé la técnica RCP para reanimarla y gracias a Dios funcionó, pero fue entonces cuando una pregunta me hizo entrar en shock emocional, habría esperado cualquier otra cosa, habría esperado que me dijera que tenia alguna costilla rota o que le ardía la cara por las quemaduras del hielo, pero lo que me dijo simplemente me dejo atónita.

No fue en si la frase, ni el contexto, fue la forma en la que lo dijo, era ella nuevamente, era la pequeña que había perdido, era la inocencia en persona, era mi hija nuevamente.

-¿Mami? ¿Por qué estoy mojada?-
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MensajeTema: Capitulo 5: El escape   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 3:07 am

Capitulo 5: El escape

Una emoción muchísimo más grande de la que había experimentado cuando la encontré por primera vez, invadió mi ser, era ella, era mi pequeña, la había recuperado, de una forma muy particular y dolorosa, pero allí estaba.

La abrasé fuertemente y rogué al cielo que nunca la separara nuevamente de mi, bajamos a su alcoba y la cambie de ropa con mucho cuidado por sus quemaduras, el llanto de mi niña en ese momento para mi era más una bendición que un martirio.

Con cada lagrima que mi niña derramaba yo derramaba unas tres de alegría, esa misma alegría que sentía nublaba mi buen juicio, las quemaduras del hielo suelen ser un poco más dolorosas que las impartidas por fuego y a esto agregarle una descarga de ciento diez voltios, hacían que mi niña no pudiera dejar de llorar abiertamente, cosa que a mi me causaba asombro, en mi patio y todas las casas vecinas causaba curiosidad y angustia.

Para cuando comprendí que era lo que estaba pasando afuera de mi casa, ya era demasiado tarde, más de cien personas habían escuchado el llanto de una niña, algo que no se escuchaba desde aproximadamente un año.

Muchas personas estaban apostadas en mi patio, viendo directamente a la ventana del que provenía el llanto, todos atónitos en un silencia sepulcral, era como que si el llanto de mi pequeña niña fuera una excelente obra de opera.

Me acerqué a la ventana y los vi a todos, algunos se hincaban y comenzaban a llorar, otros seguían con sus ojos fijos en la ventana como esperando que de la misma salieran sus hijos.

Cristi sintió mi intriga y por un minuto dejó de llorar, caminó a mi lado y abrió el resto de la cortina para poder ver que era lo que estaba pasando afuera.

Todo seguía igual luego de un par de horas, muchas personas se habían sentado alrededor de mi casa, otras prendían veladoras cerca de la ventana, gracias a Dios la puerta era algo sagrado a mí entender, nadie se atrevía a poner un pie en el pórtico, ni mucho menos tocar la cerradura.

Hasta que a lo lejos divise los Hammer del ejercito que luchaban por traspasar las líneas de ahora cientos de personas.

Para mi era normal que el ejercito viniera a resguardar mi casa, pero entonces sucedió algo que me sacó de mi momentánea paz.

Las personas comenzaron a interceptar los carros del ejército y nos los dejaban avanzar en dirección a mi casa, varios soldados descendieron de los vehículos armados con macanas eléctricas dispersando a las personas, formando un sendero para los vehículos en dirección a mi residencia.

-¡Salgan de la casa, corran!- las palabras de uno de los hombres que estaban en mi patio, me indicó el peligro que estaba corriendo mi hija en ese momento, los soldados venían por mi niña y no a resguardar mi vivienda.

Tomé en mis brazos a mi pequeña, saqué lo que pude de los armarios de las dos, bajé con una mochila a reventar y comencé a llenar una cesta con toda la comida del refrigerador.

Cuando salí de mi casa me di cuenta que la ropa y la comida eran innecesarias, todas las personas apostadas afuera de mi casa comenzaron a darnos panes, bebidas embotelladas, galletas de todo tipo, latas de fruta congelada y todo tipo de alimento perdurables, muchas otras nos daban objetos de valor como joyas antiguas, mantas elaboradas a mano, dinero en efectivo y todo lo que pudiéramos necesitar en el camino.

No me había puesto a pensar que mi niña desconocía toda la situación presente, ella aun recordaba el treinta y uno de octubre en el cual había desaparecido.

De repente el sonido de disparos disperso un poco a las personas, pero en ese momento ellos estaban dispuestos a dar sus vidas con tal de lograr que nosotras escapáramos.

Varias de las personas que estaban en la puerta de atrás de mi casa dándonos sus últimas pertenencias corrieron a la parte de adelante para hacerles frente a los soldados.

-Mamí ¿Qué está pasando?-

-¡Toma fuerte a mi brazo, pase lo que pase no te sueltes!-

Las personas se quitaban de nuestro camino, mientras nosotras comenzábamos a acelerar el paso, corrimos a todos lo que nos daban las piernas, aunque el problema más grande que tenia en ese momento era el de cómo pasar a los guardias de la entrada.

Yo vivía a unas cuantas cuadras de la entrada al complejo, pero en ese momento por la angustia sentía que la entrada estaba a miles de kilómetros.

Al final de la calle en la que íbamos corriendo, pude ver la garita de entrada.

Parecía que los guardias no estaban enterados de nada, hasta que de un Pick Up cinco guardias más descendieron, estos ya tenían órdenes de no dejar salir a nadie.

Me oculté atrás de una arboleda para intentar pensar en una forma de salir del lugar.

En cuanto mis planes se vieron frustrados una nueva luz surgió de de la nada, aunque no era la mas alegórica carroza de escape, nos teníamos que conformar con lograr salir del sitio.

-Doctora a mi nunca me registran, yo las sacaré del lugar- me indicó el dueño del camión de desechos tóxicos.

No muy convencida por el tipo de materiales que se transportaban en el camión, comencé a encaminarme a la cabina, conciente que esta seria la única posibilidad de salir del complejo.

-No doctora, tengo un lugar mejor- me indicó el piloto.

El piloto del camión descendió y abrió la parte de atrás, estaba a punto de maltratarlo cuando de en medio de unos estanques que tenían un liquido verde pegajoso abrió una compuerta pequeña y descubrió un compartimiento secreto.

En el pequeño compartimiento había una banca larga en la cual se podían sentar unas diez personas, debajo de la banca varias botellas de agua pura selladas.

-La utilizo para transportar personas de un país a otro, espero contar con su discreción- me contestó a una pregunta que le efectué con la vista.

-Por supuesto, gracias de nuevo-

-Nada de dar las gracias, espero que logre su cometido-

Las ultimas palabras del camionero me hicieron un hoyo en el estomago, ¿Cuál era mi cometido? ¿Cuál seria la reacción de las personas afuera del complejo? ¿En quien podría confiar al estar afuera del complejo? ¿Lograría llegar al barco el día de mañana por la noche?-

No podía regresar y sumergir a mi hija nuevamente en la tina y electrificarla a modo de que regresara aquella otra identidad que me pudiera contestar todas las preguntas.

Entramos en el camión, nos sentamos en la banca, el camionero cerró la compuerta del furgón, pude escuchar sus pasos hasta regresar a la cabina, encendió el motor y nos pusimos en marcha.
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MensajeTema: Capitulo 6: Guerra   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 3:09 am

Capitulo 6: Guerra

Dos pequeñas fotografías de celular en donde aparecíamos mi hija y yo en la ventana viendo a las personas apostados en el patio de mi casa, dieron la vuelta al mundo en menos de tres horas.

Muchas reacciones se dieron en cadena, algunas personas se llenaron de esperanzas y esperaban con todo su corazón que los niños comenzaran a aparecer, otros un poco más morbosos pensaron que yo misma me había clonado y que mi pequeña hija era la representación del mal encarnado, otros pensaron que mi hija era un tipo de ángel mensajera y que el fin del mundo estaba cerca, creo que a excepción de lo del ángel está fue la descripción más precisa de mi hija.

Pero la reacción que realmente marco un cambio en la historia fue la de algunos mandatarios, estos lideres mundiales utilizando sus influencias en naciones menos desarrolladas infundaron la idea de que los responsables de la desaparición de los niños eran las Naciones Unidas de Norte América.

Por una represalia mayor dos naciones se unieron a Norte América, para brindarle un mejor soporte e intentar detener una posible guerra mundial, México y Canadá comenzaron a brindar apoyo incondicional a la nación hermana.

Aunque la unión de estas tres naciones parecía sólida y muy poderosa, el resto del mundo estaba decidido a llegar al fondo del asunto, estaban tomadas las medidas necesarias para irrumpir en las naciones y descubrir a fondo como había sido posible que una niña apareciera.

Todas las fuerzas armadas del mundo comenzaron a movilizarse en una forma hostil, el mínimo rose estallaría con lo que seria conocido como “El día Cero”.

Dos horas habían pasado desde que nos detuvimos en la garita del complejo, encuato salimos el camino había sido muy complicado, el camión brincaba de un lugar a otro y supuse que era por el estado de la carretera.

Cristi que había pasados muchas horas llorando, no tardó mucho en caer en un profundo sueño que ni el brincoteo del camión podía perturbar.

El sonido de aviones llegaba a mis oídos, podía ver que se movían en masa, luego escuche helicópteros que al principio por la cantidad que eran parecían una tormenta gigantesca.

Por el sueño que pesaba sobre mi, no me di cuenta en que momento nos detuvimos en el camino, reaccione bruscamente cuando el piloto abrió la puerta del compartimiento secreto de su furgón.

-Doctora, creo que ya pueden ir en la cabina, creo que es un poco incomodo aquí ¿No?-

-Gracias, no se como podría pagárselo- le conteste mientras cargaba en brazos a mi pequeña.

-Ya lo ha hecho, que pago se puede comparar con recordar esta hermosa inocencia- Me indicó señalando a mi pequeña.

Cuando salí del camión me di cuenta de algo más, la salida del sol estaba empezando, vi también que el camionero tenia grandes ojeras, lo que significaba que había conducido toda la noche.

Nos encaminamos a la cabina en donde recosté a mi hija en el sillón de atrás y yo ocupé el asiento del copiloto.

La radio estaba prendida en las noticias y pude ponerme un poco al día de lo que estaba sucediendo en el mundo.

El locutor hablaba muy excitado por el transcurrir de las noticias:

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<>

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Mis pensamientos nublaron el resto de mis sentidos, al resto de la entrevista ya no le pude poner atención, pero esas ultimas palabras del general me hincharon el pecho de orgullo, ¿Por qué orgullo? No había hecho nada heroico para sentirme orgulloso, ni había hecho algo por el bien de todos de lo cual podría enorgullecerme. Pero la respuesta de por que se me había hinchado el pecho, vino de la somnolienta Cristi:

-Orgullosamente la elegida- Me dijo en un murmuro casi inaudible.

Las noticias continuaron mientras nosotros también con nuestro camino, al parecer mientras todos los mandatarios estuvieran en reunión todo estaría bajo control momentáneo.
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MensajeTema: Capitulo 7: Fin del Camino.   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 3:10 am

Capitulo 7: Fin del Camino.

No nos detuvimos para nada a excepción de cuando tuvimos que ir al baño y cuando paramos a echar gasolina, comimos en el camión e incluso realizamos un cambio de piloto para que el conductor pudiera dormir un poco.

Por supuesto ese cambio de piloto represento un atraso considerable, yo tenia la teoría de cómo manejar un vehiculo de esta magnitud, pero del dicho al hecho hay mucho trecho, por más que acerque el sillón los pedales aun me quedaban muy lejos, varios veces atranque el motor y logre despertar al camionero, al final de las cansadas decidió tomar el control luego de una siesta de si mucho tres horas.

El camionero cargaba en su vehiculo crema para quemaduras, que resulto ser un ungüento mágico para callar el llanto escandaloso de mi pequeña retornada.

Teníamos por delante unos doscientos kilómetros más que recorrer antes de poder llegar al puerto viejo en donde nos estaría esperando el barco Average Night, y ocho horas para las nueve de la noche, hora en la que partiría la embarcación.

El camino que nos quedaba por recorrer era un más desagradable del que ya habíamos dejado atrás. Según mi pequeña aun estábamos en Octubre treinta y uno hace un año y no tenía caramelos, el piloto le dio unos cuantos que tenía en la guantera.

En el poco tiempo que tenia de conocer al señor me había encariñado con él, comenzábamos a bromear más durante el camino, me contó como eran sus dos pequeños niños que habían desaparecido, la historia de uno con problemas de cáncer conmovió mi ser, aunque la ciencia a avanzado mucho, solo nos habíamos dedicado a crear armas y no en curas para este tipo de enfermedades, hasta un punto me sentí culpable, ya que mi voto había sido el decisivo para redireccionar el presupuesto de investigación.

Por un momento sentí que todo estaba bien, nos habíamos adentrado tanto en nuestras conversaciones, en nuestras anécdotas de travesuras de nuestros niños, que olvide por un momento lo que estaba pasando a nuestro alrededor. Cuando detuvimos nuestras carcajadas y respiramos profundamente para recuperar un poco de aliento, el camionero prendió el radio nuevamente.

<>

-No tenemos mucho tiempo, no más retrasos- Me indicó el piloto mientras aceleraba el camión a todo lo que daba.

Salimos en una arboleda que nos tapaba la visión, el calor se intensificaba, el aire estaba un húmedo, estábamos muy cerca de llegar al muelle.

Cuando dejamos atrás los últimos árboles, pudimos ver a la distancia destellos de explosiones, humo saliendo en todas direcciones y ráfagas de metralletas.

Ambos mirábamos atónitos el espectáculo de la guerra, luego una inmensa luz provino del camino, seguida de una bocanada de fuego y por ultimo un estruendoso sonido.

El camión salio del camino y se volcó dentro de una pequeña cuneta, me golpeé la cabeza contra el tablero y sentí como pequeños ríos de sangre brotaban de mi frente.
A lo lejos escuchaba el sonido de varias explosiones cerca del lugar, los proyectiles seguían cayendo muy cerca, pero no tenia fuerza suficiente para levantarme, luego de unos segundos una oscuridad me nubló la vista y terminé de perder lo poco de lucidez que me quedaba.
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MensajeTema: Capitulo 8: Una Vida y una Muerte   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 3:12 am

Capitulo 8: Una vida y una muerte

La oscuridad me dominaba, lentamente vi luz, luego un rostro de una joven rubia, luego otra vez oscuridad, luego vi pasto, y otra vez oscuridad.

Después de unos minutos de inconciencia vi a mi pequeña acostada en la carretera con un cuello ortopédico y varias vendas alrededor de su cabeza. Luego otra vez la oscuridad me llevó.

En mis sueños yo estaba en medio de una guerra, explosiones por todos lados, destellos de luz se exhibían como juegos pirotécnicos, luego escuchaba una voz conocida diciendo mi nombre.

Varias veces me pregunté de donde podía provenir esa vos, era lo único que no encaja en mi supuesta realidad.

-¿Quién eres?- Grité en mis sueños a todo pulmón, pero nadie me respondió.

La escena en mi mente se repetía una y otra vez, quería ya salir de esa situación, pero ninguno de los caminos imaginarios me llevaba a alguna posible salida.

Hasta que de repente en mí profundo pero muy realista sueño, un cangrejo gigantesco me agarró de una pierna y comenzó a sujetarla con exceso de fuerza con una de sus tenazas, causándome un increíble dolor que no se detenía. El dolor continúo subiendo hasta llegar a mi cabeza y cuando este alcanzó el tope de mi resistencia, desperté abruptamente.

Tenía frente a mí a la joven rubia que había visto antes, en sus manos tenia una pistola eléctrica con la que me había disparado en una pierna para hacerme despertar.

El dolor era tanto que no dude un segundo en empuñar mi mano y recetarle un poco del dolor que sentía justo en su mejilla.

La chica se levantó un tanto sorprendida por mi reacción.

-Sospeche de esa posible reacción, pero no pensé que doliera tanto- me dijo embozando una sonrisa y extendiéndome la mano.

-¿Qué pasó?- le pregunté aun sujetándome la cabeza por el dolor que sentía.

-El camión volcó al recibir un impacto casi directo de un mortero- me contestó con un tono un poco resignado.

En cuanto la conmoción de la electricidad de disipó de mi cuerpo reaccione en búsqueda de mi hija.

-¡Está en mi auto!- escuché a lo lejos. Cuando pasaba frente al camión volcado me fijé que el piloto continuaba adentro y que tenia una gran herida en la frente, me detuve para intentar indagar su estado, pero una mano en el hombro me detuvo.

-Está muerto- me indicó la chica.

No muy convencida continúe mi avance hacia un Mustang, rojo, descapotable que se encontraba a la orilla de la carretera.

Cuando por fin llegué en la parte de atrás mi niña me saludó con un movimiento de mano y una mueca que pretendió ser una sonrisa. Ella estaba acostada en el sillón trasero con el cuello ortopédico y las vendas con las que la había visto anteriormente.

-¿Cómo estás mi pequeña?- le pregunté.

-Bien, pero me duele la cabeza- Me contestó con una pequeña sonrisa.

-Si a mi también, y creo que también un poco el hombro- Le dije con mucho tacto, ya que en realidad el hombro me estaba matando, por la angustia y la adrenalina corriendo por mi cuerpo no me había percatado que un gran pedazo de vidrio se me había incrustado en el hombro por la parte de atrás.

-En este lugar no tengo los utensilios para sacarlo, necesito llevarla al muelle en donde la podré atender- Me señaló la rubia en dirección a una pequeña portuaria.

-Gracias- le contesté casi sin aliento, al relajarme comencé a sentir todos los golpes infringidos por la colisión. –No podemos dejarlo aquí- le indiqué observando al piloto que nos había sacado del complejo.

-Lo siento doctora, él ya está muerto, no hay nada que podamos hacer- me contestó.

Aunque aun no muy convencida por dejar a aquel buen hombre en medio de la carretera, una explosión cercana me recordó que no solo en mis sueños se estaba librando una batalla.

Me subí al lado del copiloto y una nueva incógnita me invadió, había pasado aproximadamente doce horas con aquel corpulento hombre y ni siquiera sabía su nombre.

-¿Cómo nos encontraste?- Le pregunté a la rubia.

-¡JA!, nunca he dejado de cumplir mi palabra, si le dije que yo misma la sentaría en el Average Night, así se hará, no por gusto conteste más de cien llamadas para creer que ustedes no vendrían-

-¿Michell?-

-Si, Si, se que esta pensando, pero mis padres esperaban un varón, solo un varón hubiera tenido una excelente vida como el heredero de las embarcaciones Average Night-

-Bueno en realidad estaba pensando en por que nos vino a buscar-

-¡JA! Pensé haber sido clara-

Yo sabía que no me estaba diciendo toda la verdad, así que me le quede viendo directamente a los ojos esperando que confesara.

-SI, SI, esta bien, esta bien, no tiene que utilizar sus poderes hipnóticos conmigo, Santo Dios ¿Por qué la escogiste a ella? Bien, sabía después de la décima llamada que algo grande sucedería si una de las doctoras del complejo me estaba insistiendo tanto por un par de pasajes, entonces comencé mis investigaciones y fue cuando vi un par de fotos de una doctora y una niña, y cuando en la radio dijeron que era usted, salí en su búsqueda para personalmente escoltarlas a sus asientos-

-Muchas gracias-

-¡Ja! Uno de los doctores me dijo que era ingenua, pero no pensé que fuera tanto-

-¿Qué explícate?-

-Hay una docena de científicos de toda rama de especialización esperando abordar el barco junto con ustedes y por supuesto mi persona también-

-¿Qué? ¡NO! Detén el auto-

-A no es lo que piensa, no están interesados en utilizar a Cristi como conejillo de indias, tiene mi palabra y a más de treinta guardaespaldas que nos están esperando-

En ese momento no tenia salida, mi hija o más bien la entidad que la había poseído y que me había revelado esto, me había indicado la necesidad de tomar dicho barco.

La chica se acariciaba la mejilla continuamente haciéndome sentir un poco mal por mi anterior reacción.

-Siento mucho haberte golpeado-

-A no se preocupe, me duele más el orgullo que la cara, tengo que confesarle algo, he recibido algunos puñetazos, incluso de los hombres más rudos que se pueda imaginar, no estoy diciendo con esto que soy una mujer de esas maltratadas resentidas sociales <> maldito Eliseo, ¡NA! Solo bromeo, pero el golpe que me dio realmente consiguió sorprenderme, buena derecha doctora- terminó de observar.

-Creo que fue la carga de electricidad la que me dio dicha fuerza, en mi estado normal seria incapaz de lanzar semejante puñetazo-

-Recuérdeme electrificarla si nos intentan detener los policías-

-Es extraño que Cristi este tan calmada- dije para cambiar el tema.

-Lo siento doctora, espero que Cristi no sea alérgica, pero le inyecte un sedante, aunque tenia el cuello lastimado, la niña no desistía de querer salir corriendo a su lado, es tan terca como una mula-

Me calmé un poco al ver que mi hija no tenía señas de alguna reacción alérgica al sedante.

Por fin llegamos al lugar esperado, aun me dolía el hombro por lo que Michell sacó cargada del auto a Cristi, un medico corrió a atendernos, ya tenían todo preparado para hacerme la extracción del vidrio.

-¿Doctora quiere que le pongamos anestesia? dolerá un poco la extracción- Me preguntó el medico, y yo simplemente le conteste con una mirada furica y desconfiada.

El doctor hizo un gesto a modo de disculpa, en ese momento no sentía ni un poco de remordimiento por mi forma de actuar, pero no podía parpadear ni un segundo y dejar desprotegida a mi niña en medio de tantos científicos y desconocidos.

Pero aunque mis intenciones habían quedado bien claras, cuando el doctor comenzó la extracción, el mismo dolor me noqueó.


Última edición por Velg'larn Venorik01 el Lun Oct 27, 2008 1:53 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Niños El Caos del Siglo. (k+13)   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Oct 27, 2008 6:01 am

WoOw...Logre leer dos antes de irme.

Vaya esta muy interesante, tendre que acabarla en estos días, si es posible hoy mismo regrese a leer los seis capitulos que me hicieron falta.

lol! Me ha gustado mucho, y me he quedado intrigada.

Volvere, en definitiva.

Edito: No pude volver ayer pero hoy los he terminado de leer.

Vaya, quiero saber que sucedera con ellas, es intrigante la niña...MMM...espero que actualices pronto para ver que sucede. good post
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MensajeTema: Capitulo 9: Locura   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeVie Nov 07, 2008 1:34 pm

Capitulo 9: Locura

Cuando por fin desperté lo único que lograba ver era oscuridad y un pequeño reflejo de donde estaba el foco de la habitación, por algún motivo la camisa que tenia puesta no me dejaba mover los brazos y sentía como si nunca hubiera estado herida.

Derepente el reflejo del foco se extinguió cuando la luz se prendió de improvisto y me causo ceguera temporal, cuando mis pupilas se acostumbraron a la luz, vi como desde la ventana circular de la puerta de la habitación, tres doctores me miraban misteriosamente y anotaban cualquier reacción que yo tenía.

Cuando me fijé en mi apariencia me percaté que tenía una camisa de fuerza puesta, la sala en la que estaba tenia las paredes hechas de colchones, el piso parecía una cama muy aguada, yo tenía puestos unos pantalones celestes de hospital y unas pantuflas que se introducían a mis pies solo por presión.

Me percaté de que no tenía pelo y lo primero que se me vino a la mente fue el accidente del camión, pensé que me había golpeado la cabeza y que por lo mismo habían tenido que raparme.

Luego de unos minutos entró uno de los médicos que me observaba anteriormente por la ventana.

-¿Cómo estas Joan?, ¿Te sientes mejor ahora?-

-Si gracias por curarme el hombro, creo que ya pueden quitarme esta camisa-

-Eh… claro Joan, siempre y cuando me contestes una pequeña pregunta-

-¿¡Qué!?-

-¿En donde crees que estamos?-

-En el Average Night- le contesté con un tono burlón, como pensando que era muy ilógica la pregunta.

-Claro Joan, se que en este momento aun estas confundida, pero, puedo ver en tus ojos que estas regresando a estar aquí conmigo- me indicó aun con un tono de frustración.

-¿A que rayos se refiere?-

-Joan, estas en el Hospital San Andrés, para pacientes con problemas sicológicos- me dijo con una mirada seria.

-¡No esto no es posible! ¿En donde esta mi hija?- le pregunté casi perdiendo la calma.

-Joan, por tu bien y de los que te rodean no puedo aun quitarte esa camisa, necesito que te tranquilices, si lo haces podré ayudarte-

-¡Créeme que cuando salga de aquí y encuentra a mi hija te are pagar todo esto!-

-¡Cállate de una buena vez, todos sufrimos por la perdida de los niños, pero algunos no imaginamos que ha vuelto uno y que tiene la misión de salvar al mundo, todos intentamos mantener la calma y ayudar a entender que fue lo que pasó!-

-¡Me quieres decir que todo fue una alucinación mía, crees que soy lo suficiente mente estupida para creer eso!-

-Joan estas en una institución mental, y eso gracias a que abogamos por ti, de lo contrario estarías en prisión por el asesinato del conductor Frederick Stan, al que mataste provocando un accidente automovilístico-

-¡Yo no he matado a nadie!, fue la explosión de un mortero que nos sacó del camino-

-Claro Joan, también la misma explosión que causo un lavamanos roto y una enfermera con un ojo morado-

-¿Qué?-

-Si Joan, tu temible explosión fue un resbalón en el sanitario, rompiste un lavamanos con el hombro y luego cuando despertaste le diste un puñetazo a la enfermera-

Mi mente comenzó a dar vueltas, podría ser posible que hubiera imaginado todo esto, era posible que mi angustia se hubiera transformado en una alucinación masiva, realmente nunca había visto nuevamente a mi hija, realmente hice una historia ficticia de mi situación.
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MensajeTema: Re: Niños El Caos del Siglo. (k+13)   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeSáb Nov 08, 2008 8:36 am

Ooh...

¿Se lo imagino?

WoOw...mmm...me has dejado intrigada, apenas puedo creer que se lo haya imaginado.

Nah, nos tomas el pelo, yo creo que la tienen encerrada en el dichoso barco.

Tendre que esperar...pfft. Niños El Caos del Siglo. (k+13) 863567

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Hahaha...
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MensajeTema: Capitulo 10: No es una farsa.   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeDom Nov 23, 2008 12:08 am

Capitulo 10: No es una farsa.

Pasé toda la tarde pensando en lo que pudiera ser mi verdadera realidad, yo había trabajado en el pasado con personas con mis síntomas y había escuchado historias muchísimo más creativas.

Entonces cuando estaba a punto de rendirme regresó a mi mente una sensación que me guiaba a mi pequeña, aquella misma sensación que había sentido hace unos días atrás, la sensación que me guiaba a mi hija.

Reaccioné de inmediato pensando en alguna manera de salir del lugar y lo primero que se me ocurrió fue fingir coherencia.

Me senté en una de las esquinas de la habitación, intentaba mover los dedos ya que por la camisa de fuerza tenia desde los hombros un entumecimiento total.

Cuando los médicos a través de una cámara de video puesta en una de las esquinas de mi habitación me vieron un poco más calmada, decidieron entrar nuevamente.

Reconocí de inmediato al medico que entró, era el mismo que me había extraído el pedazo de cristal del hombro.

Estaba igual de simpático, y esta vez cuando habló, no tenía aquel pestilente olor a perro muerto.

-Veo que me recuerdas, espero ya no me confundas con el perro de la señora Brisa- Se burló.

-¿Qué, yo te confundí con un perro?- le contesté un poco incrédula al recordar el olor que había sentido.

-Y no solo eso, por poco le das un apasionado beso- me terminó de contar antes de soltar una tremenda carcajada.

Yo me sonroje muchísimo, ahora la historia de que yo había imaginado todo comenzaba a ser muchísimo más verídica.

El medico me ayudó a quitarme la camisa de fuerza y logre sentir nuevamente mis manos.

Me tomó del brazo y me sacó de la habitación, en el corredor sentí como si el lugar se meciera de un lugar a otro.

Por un momento pensé que me desmayaría, pero el galanazo, me sujetó fuertemente y no lo permitió.

-No te preocupes, es el efecto del sedante, pronto se te pasara- me consoló.

Me sentía un poco confusa, en la habitación en donde estábamos entrando habían muchos pacientes más, algunos con las miradas perdidas en el vació, otros con su vista puesta en algún cuadro y creo que no podían diferenciar si estaba aun en blanco o si era una obra de arte.

Cuando estaba a punto de retomar mi plan inicial para intentar salir de aquella falsa, comencé a pensar que talvez si era cierto, talvez si estaba enferma, talvez si necesitaba la ayuda de estas personas.

-Hola Joan, ¿Ya estas mejor?- me preguntó una enfermera morena un poco gorda que en el pecho llevaba una insignia plateada que decía <> -¿Qué? ¿No te acuerdas de mi? Soy tu reportera favorita- me dijo con un tono de sarcasmo.

No me quedó más que embozar una sonrisa, el pensar que la voz de la reportera que me daba tantas malas noticias, era nada más una enfermera que en su rostro demostraba mucha amabilidad y carisma.

Todo parecía tan claro en ese momento, no podía creer o asimilar que todo hubiera sido una falsa, que todo estaba solamente en mi cabeza.

Luego nuevamente aquel impulso por buscar a mi niña regresó, pero esta vez lo comencé a ignorar, si mi condición era clínica, necesitaba empezar el cambio directamente dentro de mi.
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MensajeTema: Capitulo 1: Nuevamente Yo   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Dic 01, 2008 1:38 pm

Segunda Parte


Capitulo 1: Nuevamente Yo

Ya e logrado estar cuerda por tres días, el lugar me parece un poco lúgubre, pero con el paso del tiempo me voy acostumbrando, lo único malo que he encontrado hasta ahora, es que no hay una tan sola ventana que me muestre el exterior, la sensación de buscar a mi hija ya casi desaparece en su totalidad, aun no me creo como fue posible que cayera tan bajo.

Todo en mi supuesto mundo encajaba tan bien, pero pequeños detalles no me dejaban en paz, y poco a poco las situaciones comenzaron a cambiar.

En mi cuarto día de “coherencia” se escucho a lo lejos varias explosiones, y sentí que el piso se estremecía por las mismas, pero luego me di cuenta que era demasiado fuerte como para que se moviera de esa manera toda una instalación, obviamente los doctores y enfermeras inventaron excusas de una construcción cercana.

Luego en la fila para recibir nuestros medicamentos escuche la radio de unos de los enfermeros, en la radio indicaban el progreso de una guerra, inmediatamente uno de los médicos se apresuro a apagarla, y luego cuando pregunte, me dijo que al enfermero le gustaba mucho escuchar ficción, pero que en el hospital estaba totalmente prohibido.

Y por ultimo pero tal vez la prueba mas efectiva, se que sonara algo asqueroso, pero si quería saber la verdad tenia que hacerlo, en la noche de mi cuarto día de “coherencia”, me hinqué frente al sanitario, introduje la mano y probé el agua, y como lo esperaba, esta era salada.

Luego de mi última prueba mi cerebro se acelero al máximo, comencé a formular ideas de cómo escapar del lugar, luego comencé a pensar, si logro burlar la seguridad y salgo de estos cuartos, ¿Con que me toparé? ¿Habrá algún camino sobre el agua? – ¡Mi niña!- la sensación había vuelto, algo le pasaba a mi pequeña -¡Soy una estupida!-

Forcé a mi mente a trabajar lo más rápido posible, tenia que llegar a ella, tenia que saber que decir y que hacer.

-¡SE EN DONDE ESTAN LOS NIÑOS, SAQUEN ME DE AQUÍ!- grité a todo pulmón, no sabia si eso seria lo suficiente para que los médicos cayeran en la trampa.

Por suerte un enfermero novato estaba de guardia esa noche, y el muy ingenuo pensó en descubrir tan intrigado secreto el solo, entró en la habitación y me miraba directamente a los ojos, intentaba intimidarme para verificar la veracidad de mis palabras.

-A ver, a ver, loquita, ¿Qué es lo que dijiste?- me preguntó.

-Que yo se en donde están los niños-

-A si, ¿En donde? A ver-

Poco a poco me fui acercando a él, mis ojos estaban clavados en los de él, el muchacho alto y muchísimo más fuerte que yo, se dio cuenta del error que había cometido, pero era demasiado tarde, armada de una cacerola metálica de comida logré noquear al enfermero.

Luego sin pensarlo dos veces, lo desvestí y le puse la camisa de fuerza con la que me habían sujetado a mí, luego entré en el baño de mi habitación, sabia que el era el encargado de las cámaras de vigilancia, así que por lo menos tenia un par de horas para empezar mi búsqueda. En el baño me puse el traje del enfermero y con unos ganchos de ropa logré ajustarlo lo mejor posible para que pareciera mío, me lavé la cara y arregle el desastre de cabello en mi cabeza.

Inmediatamente mi disfraz seria puesto a prueba, cuando salí de la habitación, una enfermera me vio y camino en dirección mía, di un gran trago de saliva e intente dominar mis nervios.

-¿Qué rayos estas haciendo aquí?- me preguntó un poco molesta.

-Bueno… yo… solo estaba…-

-¡Vuelve a las cámaras ahora mismo!-

Mas corriendo que andando obedecí la orden de inmediato –Claro, ya voy para haya- le contesté, aunque sabia que ella ya se dirigía en dirección contraria y que mi respuesta solo las paredes la habían escuchado.

Cuando llegue nuevamente a la sala de recreación, me topé con un nuevo problema, todas las puertas tenían un nombre en la entrada, lo que significaba que eran cuartos de otros “pacientes”. No tenia tiempo que perder abrí la primera puerta que me quedaba a la mano y para sorpresa mía, dentro de la misma con un calcetín en la boca y sometida con una camisa de fuerza, estaba mi única esperanza.

-¿Michell?-
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MensajeTema: Capitulo 2: Cielo   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeSáb Dic 06, 2008 1:50 am

Capitulo 2: Cielo

Si, era ella, amordazada y utilizando una camisa de fuerza tirada en el suelo.

Corrí la desaté, y le di una cachetada para que reaccionara, luego ella movió la cabeza rápidamente para despabilarse, y luego solo recuerdo un puño que se dirigía a mi nariz y oscuridad.

Cuando desperté estaba en el cuarto acostada en la cama de Michell, mi bata celeste ahora tenia un tiño rojo de sangre, una fuerte punzada en la nariz me volvió a la realidad, ella estaba parada en la puerta observando el alboroto.

-¡¿Por qué rayos me golpeaste?!-

-No creerás que te había perdonado la que tu me diste en el camino ¿verdad?- me contestó con una sonrisa burlona.

-Bonito momento que buscaste para venganza- le dije mientras acariciaba mi pobre nariz rota.

-¡UPS!, bien creo que tienen a los niños abajo, tenemos que llegar al cuarto del capitán y allí liberaremos a mis…-

-¡Un momento! Dijiste Niños ¿hay más niños en este barco?-

-Si, si, si, que no ves a todos los que han engañado, todos sus hijos retornaron, me hablaron para que los juntáramos a todos y aquí poder ver que era lo que pasaba-

-¿Y como rayos una pandilla de científicos tomó el barco?-

-Conocían nuestra debilidad, malditos pupis-

-¿Pupis?-

-Son medusas comestibles, pero muy peligrosas, y después de cierta cantidad ingerida te quedas dormida, es como la cerveza del mar, SI-

-Ok, ok, no te enojes, vaya carácter-

-Causaste un gran alboroto, te buscan por todo el barco, los estupidos piensan que saltantes-

-Y que esperamos para salir de aquí, mi niña me necesita-

-¡AH! ¡Ahora te necesita, eres una atarantada, como pudiste perder cinco días!, puse una trampa en la puerta de salida, cuando por fin alguno de estos estupidos intente salir por allí, tendremos nuestra oportunidad de largarnos-

Y precisamente cuando Michell terminó de contarme su plan, un medico se dirigió a la puerta, introdujo la llave en la cerradura la giro y quitó seguro, pero cuando intento regresar la llave para sacarla, el registro se atoró, el medico forcejeaba con la puerta. Lo primero que pensé fue en salir corriendo y golpear con algo la cabeza del medico, pero mientras yo lo pensaba Michell ya iba en camino.

El medico se desplomó luego de recibir semejante golpe de una charola metálica, Michell me hizo señas con una mano para que me dirigiera a donde ella estaba, Michell salio por la puerta antes de que yo llegara.

Cuando por fin llegué a la puerta la abrí me topé con la espalda de Michell, quien se había quedado parada enfrente de la puerta, estaba a punto de empujarla para que me dejara pasar, pero al subir la vista al cielo, comprendí que era lo que le pasaba, di un par de pasos para ponerme a su lado.

Aquel celeste excepcional, o aquellas nubes blancas con diversas formas habían desaparecido, una nube de humo gris teñía el cielo, y en los espacios vacíos que dejaban ver arriba de la nube gris, se podía ver un cielo rojizo, llenó de relámpagos y rayos intimidantes.

-Lo causaron las bombas atómicas- dijo una voz a nuestras espaldas, una voz que yo conocía muy bien, y que logro hacer que todos los pelos de mi nuca se erizaran.
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MensajeTema: Capitulo 3: Juegos   Niños El Caos del Siglo. (k+13) Icon_minitimeLun Ene 19, 2009 2:38 pm

Capitulo 3: Juegos

Cuando me di la vuelta vi al medico que me había ayudado con el vidrio en mi hombro, pensé en darle un puñetazo por mantenerme encerrada por tanto tiempo, pero al igual que la ultima vez, en tanto yo pensaba Michell ya estaba en acción. El pobre doctor se tomó la nariz partida con ambas manos, luego de recibir el primer puñetazo. Luego Michell lo golpeó en la entre pierna, lo cual hasta a mi me causo dolor.

-Escuchen- nos indicó el medico a base de jaleos - Tus hombres están en el camerino principal, la cabina era muy pequeña-

-Ni pienses por un segundo que tendré compasión de ti por este acto, regresare con mi gente y te echaremos por la borda-

-No reniego de mi destino, has lo que tengas que hacer-

-¡¿En donde están los niños?!- pregunté con un grito que fue aun más amenazador que la advertencia de Michell.

-En el camarote, a la par del principal-

Michell se me quedó viendo y luego de realizar una mueca de aprobación a mi interrogatorio, me jaló para que corriéramos en dirección al camarote principal.

Yo intentaba correr, el barco se sentía gigantesco, tuvimos varias paradas en las cuales nos agachábamos o nos pegábamos bien a las paredes para que los médicos o científicos no nos vieran, pero por fin al final de un corredor bien iluminado estaba la puerta del camerino principal del Average.

Yo intenté correr en dirección al camerino de la par, tenia la intención de ver primero a mi niña, pero la muy impulsiva de Michell, me tomó de la camiseta y me jaló al interior del camerino principal, cuando entramos vi lo que me esperaba, atados de pies y manos más de treinta hombres tirados en el piso, pero lo que si no esperaba es ver el armamento de estos hombres apilados en las esquinas del camarote.

-Vaya imbéciles- dijo Michell mientras comenzaba a desatar al primero de sus guardaespaldas.

-Lo siento mucho jefa, nos intoxicaron- fue lo primero que dijo el guardia al estar libre del bozal que tenia puesto.

-No tienes por que disculparte, yo también quede inconciente, pero ahora es tiempo de retomar el barco y alimentar a los tiburones-

Las palabras de Michell fueron como electro shocks para el guardia, de un momento a otro sus ojos irradiaban alegría y decisión a cumplir el cometido.

El guardaespaldas libre corrió a una de las esquinas del camarote, extrajo su bayoneta y comenzó a liberar a los demás, en menos de cinco minutos ya todos los guardias estaban listos y preparados para retomar el control del barco.

-Jefa, en el segundo camarote están todos los niños- le indicó uno de los guardias a Michell.

-Bien, cinco de ustedes quédense con la doctora y los niños, el resto síganme-

Al terminar de escuchar la orden mis pies se pusieron en marcha sin importarme nada mas, la puerta del camerino parecía nunca terminar de abrirse, no se diga del pequeño tramo de corredor que tenia que recorrer para poder llegar con mi niña, parecía eterno, cuando por fin llegué a estar frente a la puerta del camerino no podía abrir por el espectáculo que estaba viendo.

Habían unos 15 niños, todos estaban sentados alrededor de unos columpios y resbaladeros en donde solo una niñita corría de arriba abajo, saltando de un lado para otro, la niña más hermosa de todas, la cual tenia una sonrisa de oreja a oreja, incluso intentaba hacer que los otros niños jugaran con ella, pero ninguno de los otros quería, solo la miraban y movían la cabeza en una forma de desaliento ante la actitud de mi hija.

Empujé la puerta y está rechinó un poco al abrirse, dos de los guardias se pararon uno a cada extremo de la entrada. Todos los niños me voltearon a ver de inmediato, y mi pequeña niña salio corriendo en mi dirección.

Las lágrimas brotaron de mis ojos sin que yo pudiera evitarlo, y el aliento se me entre corto, cuando escucho una frase que conmovió hasta la última partícula de mi corazón.

-¡Mami ven a jugar con migo- Fueron las palabras más hermosas que había escuchado en todo el día.

Abrasé con tantas fuerzas a mi pequeña que esta tuvo que golpearme en la espalda para que la dejara respirar, me miraba un poco incrédula, no entendía por que es que yo estaba tan emocionada de volverla a ver, no comprendía por que las lagrimas brotaban tan apresuradas de mis ojos.

Yo no podía dejar de acariciar su rostro y sus brazos, cuando de repente alguien llamo mi atención.

-¡¿Qué le hizo a la doctora Crintyn Gate?!- me preguntó casi amenazándome, uno de los niños que estaba en la habitación.
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