Rincon De Las Memorias Perdidas
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 Into the darkness

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MensajeTema: Into the darkness   Into the darkness Icon_minitimeMar Dic 09, 2008 7:01 pm

Resumen: Esta es una historia esta centrada en los años de infancia de Tala, antes de que entrara en la abadia, es un recorrido sobre la vida de este ruso, de como conocio a sus compañeros y sigue despues de dos años del 3°campeonato mundial

Advertencias: Maltrato fisico, psicologico y lenguaje altisonante.

Bueno espero sea de su agrado este fic, espero sus comentario n.n


In dreams


Era una mañana fría de invierno, el sol apenas y se asomaba de las gruesas nubes grisáceas, todo su cuerpo estaba entumecido por el aullar de ese viento helado, ya no sentía ni un musculo, apenas y sentía el vaivén de su pecho al respirar, sus cabellos rojos resaltaban sobre la blanca e inmaculada nieve al igual que sus ojos color zafiro, se abrazo a sí mismo al sentir como el calor de su cuerpo lo abandonaba, miro a la gente que paseaba en ese momento en la gran plaza de su ciudad. Y es que él era solo un niño, indefenso, hambriento, sucio y abandonado por esa vida que nunca había sido justa con él.

Hacía apenas una semana de que su madre lo abandonara a su suerte, junto con su padre, el cual no era precisamente un sustento para él, sintió una punzada en el estomago, al ver una familia por de más feliz, todos sus integrantes tenían una sonrisa de felicidad plena, el pelirrojo sonrió y cerró los ojos para poder disfrutar del momento. Su mente empezó a viajar por su imaginación, entonces en su mente se vio a él siendo parte de ese seno familiar, una sonría inconsciente se dibujo en su infantil rostro.

Después de algunos minutos de fantasear, abrió los ojos encontrándose de frente con su propia realidad, tenía hambre, frio y extrañaba a sobre manera a su madre, sus zafiros se llenaron de lagrimas al recordar a su madre, la cual siempre antes de dormir le acariciaba los cabellos, una lagrima se deslizo por su cara. El niño la limpio de inmediato no quería que nadie lo viera llorar, eso era una muestra de debilidad, o eso era lo que decía su padre cuando lo veía llorar.

El pequeño se aferro más a su cuerpo, y ya sin evitarlo se dejo llevar por el llanto reprimido, fue presa de su propio hipo un par de veces sintiendo, como con cada sollozo se quedaba sin aire, se estremeció al sentir el aire frio recorriéndole la espalda.

Miro el reloj de la plaza, eran más de las 10 de la noche, y a apenas había conseguido 200 euros, miro con decepción la cantidad que tenía en la mano, seguro hoy de nuevo se quedaría sin comer, se levanto del sitio en donde había estado mendigando y se adentro en una callejuela obscura.

Camino a lo largo de la calle un par de minutos, sintió como sus piernas flaqueaban, estaba exhausto, quería dormir, quería cerrar sus ojos y despertar en la mañana con su madre a su lado, con ese pensamiento se iba a la cama todos los días desde su partida, eso era lo único que le hacía levantarse cada mañana.

Cuando llego frente a una casa de aspecto desvencijada, se paro en la puerta y la abrió con sumo cuidado, si tenía suerte su padre estaría en algún bar del centro y no lo veía aunque sea un par de días, entro con sigilo, al parecer ese día tenia suerte, se paso por la sala en dirección a su recamara, cuando estaba a punto de llegar a la misma, una voz pastosa y llena de rabia le llamo, o mejor dicho le grito que se acercara.

-¡¡YURIY!!! Ven aquí pequeño bastardo, ¡¡ven aquí eh dicho!!- bramo un hombre de tez blanca, cabellos negros como la noche, y ojos color zafiro, ese hombre infundía miedo, pero al mismo tiempo un dejo de pena por el precario aspecto que tenia, el niño pelirrojo se paro enfrente a su padre, el cual le dedico una mirada cargada de odio.

-¡¿Por qué no venias desgraciado?!! ¿Eh? ¡¡¡Te estoy haciendo una pregunta!!-termino el hombre con el límite de su paciencia al ver que el niño no estaba dispuesto a responder, apretó su mano en un puño, y le dio una fuerte golpe al niño en la nariz, lo que hizo que este cayera de espaldas en el terroso piso de la casa, por su nariz empezó a emanar mucha sangre, la cual escurría desde sus labios hasta la barbilla.

-Siempre es lo mismo contigo ¿verdad?, siempre trato de hablarte de la forma correcta y tu simplemente te me quedad viendo con esa cara de estúpido que tienes-termino el hombre con una sonrisa cruel desdibujando su cara.

-Anda dame el dinero que trajiste, espero que sea más que ayer, sino ya verás cómo te va- dijo amenazante, se paro del sillón que minutos antes ocupaba, con un gesto rudo, y con su cuerpo tambaleándose peligrosamente por el consumo de alcohol, el pelirrojo le extendió el dinero al hombre, el cual lo conto con rapidez, su rostro taciturno se contorsiono por la rabia que sentía.

De una patada volvió a tirar al niño, el cual después de varios intentos había logrado levantarse, aun con la nariz sangrante, el hombre lo tomo de sus cabellos rojos y lo evento hacia la otra esquina de la sala, el pelirrojo simplemente lo miro con miedo y suplica, el hombre formo una sonrisa malvada en su mal trecho rostro, y con sumo gusto empezó a patear el pequeño cuerpo tirado en el piso.

Yuriy gimió de agonía unas cuantas veces, después de un rato de golpes, el pequeño cerró los ojos en señal de cansancio, trato de imaginarse algo agradable para que los golpes recibidos no le dolieran demasiado, entonces la imagen de la familia de la plaza le vino a le mente, apretó los parpados cuando sintió que su padre le tomaba de nuevo por los cabellos, y le golpeaba el rostro. Estaba al borde de la inconsciencia cuando apareció en su mente la imagen de su madre peinándole los cabellos, rogo por que la inconsciencia lo dominara para poder dejar de sentir el terrible dolor de sus heridas, las cuales empezaban a sangrar bastante.

Después de unos minutos más de agonía de pronto su padre, se detuvo de en su ataque, el niño abrió los ojos, y se sorprendió de ver a su padre, mirándolo fijamente, como si acabara de recordar de pronto que era su hijo al que estaba golpeando, su rostro se contrajo de la sorpresa que reflejaba, Yuriy lo miro extrañado, después su padre, salió de la sala, se dirigió a la puerta y salió a la calle.

Yuriy suspiro aliviado, miro su cuerpo como tratando de responder a la sorpresa de su padre, y vio el motivo, en la pierna derecha tenía una larga herida, la cual parecía profunda, de ella emanaba sangre, y ensuciaba la alfombra color arena que ahí había, trato de levantarse pero sus fuerzas se habían agotado, sintió un fuerte mareo y cayó de nuevo a la sucia alfombra, y entonces todo se volvió negro, por fin el sueño había acudido a el.
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MensajeTema: Re: Into the darkness   Into the darkness Icon_minitimeJue Dic 11, 2008 5:29 pm

Advertencias: por el momento ninguna

Bueno primero que nada quisiera agradecer a mi linda editora n.n gracias cubito.


Hearts

Un año había pasado desde la ausencia de su madre. En todo ese tiempo se había preguntado si ella estaría bien, no lo sabía y eso le angustiaba. Los primeros meses que había pasado sin su madre, sin dudo fueron muy difíciles.

Su padre no le hizo las cosas más fáciles. Y es que con el pasar de los meses su padre se había vuelto un ser despiadado, cruel y un borracho sin oficio ni beneficio.

Desde entonces había hecho de casi todo para conseguir dinero, desde un trabajo pequeño, hasta el robar. No se sentía muy orgulloso de los métodos que utilizaba, pero era eso o morir de hambre, o de una golpiza de parte de su padre.

Esa mañana era especialmente fría. Estaban a mediados de diciembre, por lo que era normal el aire gélido de la temporada. Todos se preparaban para las fiestas de sembrina, por lo que él podía pasar desapercibido por la calle.

Esa mañana ya llevaba unos 400 euros en la bolsa. Todo le parecía tan fácil. Y es que en el transcurrir de ese año, se había vuelto muy ágil y rápido. Era tanta su destreza, que con solo rozar al sujeto en cuestión, ya le había robado su billetera y el reloj.

Camino con parsimonia hasta el centro de la plaza, observó a las personas que pasaban.

Trato de encontrar a algún ¨benefactor¨, como él les decía. Sus finos labios embozaron una sonrisa, al ver a su próxima víctima.

No muy lejos de Yuriy, se encontraba un hombre de cabellos morados y ojos grises. El hombre de mediana edad, traía un abrigo largo que le llegaba hasta más debajo de las rodillas. Su cara era amable, pero sus ojos denotaban una frialdad casi escalofriante.

Yuriy se acerco a él cuidadosamente. Cuando estaba a una distancia apropiada, fingió chocar contra el hombre. En una fracción de minuto, Yuriy ya tenía su billetera y un fino reloj de bolsillo en sus manos, dentro de la gastada sudadera que traía.

-Lo siento no le eh visto- dijo educadamente el pelirrojo, con una fingida amabilidad, el hombre lo miro con mala cara, lo tomo fuertemente del brazo. El pelirrojo sintió como le invadía un sentimiento de miedo extremo, su respiración se agito, haciendo que su corazón latiera
como si se le fuese a salir.

-Regrésame lo que me robaste, pequeño rufián- término el hombre con una sonrisa de autosuficiencia.

-De que habla viejo loco, ¡¡suélteme!!-exigió el ojiazul

-Claro que te soltare, en cuanto me regreses lo que me robaste, ladrón-

-Que no entiende que yo no le quite nada, ahora ¡¡suélteme!!-el pelirrojo trato de luchar contra el hombre que lo tenía retenido era enorme a comparación de él . Era obvio que no lo iba a logar, el apenas era una niño de 9 años, y el hombre tendría la edad de su padre.

-Mira niño, no tengo tu tiempo, mejor dame lo que me quitaste o llamo a la policía-

-Ok, Ok solo suélteme-dijo suplicante el niño. Después de unos segundos de duda por parte del hombre, lo soltó. El pelirrojo al sentirse libre lo primero que hizo fue tratar de correr. Pero el hombre sabiendo las intensiones del menor, lo retuvo por el brazo nuevamente.

Yuriy viéndose prisionero nuevamente, saco de su sudadera, el reloj y la billetera del hombre.

-Asi me gusta, ahora sí, dime ¿cuántos años tienes?- dijo el hombre fijando sus grises ojos, en los zafiros del pequeño

- 9, señor- dijo receloso el niño

-9 ¿eh?, y dime ¿Cómo te llamas?-

-¿Para qué quiere saber mi nombre?- dijo mordazmente el niño

-Curiosidad-dijo el hombre sonriéndole maliciosamente

-Bueno, yo le diré mi nombre, si usted me dice el suyo- dijo niño con reservas, pero con voz segura

-Eres más listo de lo que creí, Mi nombre es Boris Balcov-

-Mi nombre es Yuriy Ivanov-

-Mucho gusto Yuriy, te eh estado observado y creo que eres perfecto para ingresar a mi internado- dijo el hombre sin miramientos, clavando su mirada gris en la zafiro del niño.

-¿Y qué le hace pensar que yo iré a su internado?-

-Porque lo sé- termino el hombre embozando una sonrisa malvada

-No me diga, mire me tengo ir, así que adiós- dicho esto el pelirrojo se fue hacia su casa, en donde ya lo esperaba su padre, eran alrededor de las 11:30 de la mañana.

Cuando entro, le sorprendió mucho ver al hombre de cabellos morados, sentado en su sala, junto a su padre.

Su padre, tenía una expresión, junto a una sonrisa de satisfacción que supo bien que significaba, nada bueno.

El niño, en cuanto vio como su padre, firmaba algo, salió corriendo de su casa, estaba a punto de escaparse, cuando sintió como dos grandes brazos lo sujetaban.

El pelirrojo miro horrorizado la escena que tenía enfrente. Su padre estaba parado en el umbral de la puerta con una mano extendida en señal de despedida y en la otra con un manojo de dinero.

Su propio padre, lo había vendido, lo había vendido como a un objeto más de esa casa.

Sintió como el mundo le había caía encima, nunca había pensado capaz a su padre de tal atrocidad. Parpadeo varias veces tratando de alejar esa imagen de su mente.

Boris lo miro complacido, se acerco a este y le sonrió con fingida ternura.

-Ya ves, te dije que te irías conmigo, ahora eres mío- termino el hombre con una sonrisa soberbia. El niño lo miro con odio, lo que hizo que el hombre se molestara. Miro a los dos hombres que traía con él.

-Métanlo al auto, tenemos que llegar pronto a la abadía- dijo secamente Boris, a los hombres que traían sujeto a Yuriy, el niño los miro con miedo.

-Espere, ya no me voy a oponer a irme con usted, pero déjeme ir por algo a mi habitación por favor- dijo suplicante el ojiazul

-Ok, pero si intentas escapar de nuevo, te amarrare al auto- dijo Boris con tono amenazante.

El niño salió disparado a su habitación, y de un cajón saco un guardapelo de plata, el cual traía adentro una foto de su madre con él en
brazos. Se lo colgó del cuello, y salió hacia el auto.

Entro en este sin decir palabra, y se retiraron de su antiguo hogar, esa sería la última vez que vería esa desvencijada casa, al igual que a su despreciable ocupante.
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